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miércoles, 6 de febrero de 2013

San Valentín



Se acercaba el día de San Valentín y en el instituto las mochilas portaban

regalos y candados, en los cuadernos corazones, iniciales, flechas, y en el

aire poemas y canciones de amor. Se hablaba de cartas que siempre

esperaron, de cartas que nunca llegaron o que no se atrevieron a enviar. Los

primeros besos, mariposas en el estómago y la palabra love, love, love...,

flotando por todas partes.

Miradas, caricias, silencios, sonrisas, se cruzaban en las aulas, en el patio,

en el gimnasio, y hasta en la biblioteca solo se hablaba de amor. Era ésta

una biblioteca que representaba un sueño, una biblioteca con alma, donde

los libros desde las estanterías observaban a los jóvenes y sentían como sus

corazones latían enamorados, inquietos y nerviosos. Los libros impacientes

se decían, quién me elegirá a mí, quién me acariciará, quién soñará

mientras me recorre? Y como siempre sucedía, esperaron a la noche para

hablar.

Cuando ya se fueron todos, cuando se borraron las pizarras, cuando se

acallaron las voces, cuando se apagaron las luces y la calma y el silencio se

hicieron en el centro; en esa hora mágica en la que todos duermen y en la

que ocurren cosas extraordinarias, fue entonces cuando los libros

comenzaron a salir de las vitrinas, a pasear por las mesas y a sacar lo que

llevaban dentro.

Veinte poemas de amor y una canción desesperada, fue el primero que

dirigiéndose a los otros, dijo: Yo formaré parte de la celebración de este

día, me elegirán a mí, y yo les invitaré con la magia de mis poemas a

recorrer los caminos desconocidos del amor, les ayudaré a decir con

palabras sencillas lo que ellos no son capaces de expresar a su amada.

A continuación, Crepúsculo que ya se remecía inquieto desde su estante,

dijo: no serás tú, seré yo quien los incite a abandonar su propia piel, a

conocer amigos inesperados, a experimentar emociones nuevas, a penetrar

en mundos ocultos y a conocer el verdadero amor. Mientras me lean no

existirá nada más..., ni el tiempo ni el espacio.

No seas vanidoso repuso Perdona si te llamo amor, yo les ayudaré a

experimentar emociones desconocidas y a sentir el placer de imaginarse

protagonistas.

¡Bah!, eso lo puedo conseguir yo también expresaba Los amores difíciles,

que abría sus páginas y les mostraba a todos como él podría ayudarles a

desbloquearse cuando están enfrente de la persona amada y desvelarle

incógnitas sobre como relacionarse mejor con ese ser inalcanzable.

A continuación, la hermosa Guía literaria del amor, decía coqueta, yo soy

como una caja de bombones literaria, contengo todo lo que estáis

diciendo, conmigo viajarán a través del tiempo, descubrirán paisajes

remotos, emprenderán viajes por caminos laberínticos, y vibrarán en cada

página; mientras me lean, se alterará el ritmo de sus relojes y les ayudaré

a experimentar el amor con más intensidad...

Tantos libros deseaban hablar de sus bondades que La alargada sombra

del amor tuvo que hacer de moderadora, mientras con voz muy segura

decía: “Yo, que entre mis páginas tengo el secreto de acabar con la

infelicidad, me encargaré de poner orden entre tanto alboroto...Y ya

comenzaban a entrar por las ventanas los rosas del amanecer cuando ella

aún seguía diciendo: a continuación tiene la palabra: El sueño de una

noche de verano, seguidamente, Romeo y Julieta, Rimas y Leyendas,

Rojo y negro, Orgullo y Prejuicio, Como agua para chocolate, El amor

en los tiempos del cólera, Seda ...

Y como de pronto se escucharan las llaves del conserje abriendo las

puertas, y ante la premura de tiempo, decidieron rápidamente unirse en su

idea y concluyeron en que todos ellos contenían un gran misterio,

descubrían maravillas, sorprendían, ayudaban a entender lo afortunados

que somos al vivir, a experimentar la aventura de no saber qué nos saldrá al

encuentro, que todos ellos proporcionaban sabiduría y placer y que

constituían un derecho irrenunciable al que todos los niños y niñas debían

acceder.

Y sin hacer mucho ruido porque se escuchaban la alegría y el bullicio que

ya iban entrando, decidieron para ese día hacer una gran pancarta que

dijera:

En el día de San Valentín, te enseñaremos el Arte de amar.

Enamórate leyendo.

Aprende a ser fiel amante... de la lectura.

M.Ángeles Garrido

CEP Bollullos/Valverde

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